La Habana Vieja es el fragmento de la ciudad más enriquecido en propuestas de todo tipo. En ella se encuentra el Centro Histórico. Es por eso que visitarlo es descubrir la vida habanera tradicional y contemporánea en poco tiempo.
Figura como una genial plataforma muy extensa, diseñada para conquistar al visitante nacional y extranjero. La Habana se transforma, pero conserva sus tradiciones. Posee un encanto inigualable y un magnetismo del que pocos escapan. Su Centro Histórico está excelentemente conservado y su valor le posibilitó alcanzar la condición de Patrimonio de la Humanidad, desde 1982.
Descubrir diez motivaciones en La Habana Vieja
La diversidad de lugares a su disposición puede ser desconcertante. Esta es la razón fundamental por la cual lee muestro diez opciones para ver y hacer en La Habana antigua. Muy válidas y totalmente adaptables a todas sus preferencias.
Beber una fría cerveza nacional en la Plaza Vieja
La Plaza Vieja es un sitio especial. Combina fotografía, escultura, café y cerveza, todo exquisitamente cubano. En su conjunto representa el lugar ideal para conocer parte de la cultura cubana.
Mi sugerencia es poner su atención en una de sus esquinas más atractivas. Allí no faltan el gentío, el sonido de instrumentos tradicionales de la música cubana como el bongo, las maracas, las claves o el tres.
En dicha algarabía un sorbo de cerveza fuerte, clara o mulata es la opción que, únicamente en Cuba, podrá disfrutar. Es el mejor remedio para olvidarse del mundo mientras la iluminada plaza oscurece, pero la alegría aumenta.
Avivar su espíritu en los alrededores de la Plaza de Armas
Este espacio es uno de los cuatro más reconocidos en esta porción de la ciudad. Se puede decir que es la plaza de los museos porque está completamente rodeada de historia. La divisará al final de la calle Obispo, una de las arterias más concurridas de la ciudad.
Los museos que destacan por su arquitectura y también su contenido son: el Palacio del Segundo Cabo, el Castillo de la Real Fuerza, el Palacio de los Capitanes Generales y el comúnmente conocido Museo de Armas.
Además, encontrará El Templete, una edificación neoclásica construida en 1828. Lugar insigne donde fue fundada la villa de San Cristóbal de La Habana el 16 de noviembre de 1519 y sitio donde se reúnen, en esa fecha, los habaneros para rodear su ceiba y pedir los más insospechados deseos.
Conocer la bahía desde el Muelle de Luz
La mejor manera para orientarse y llegar al muelle es buscar la calle Luz, luego bajar hasta vislumbrar el mar. Ahí encontrará un maravilloso paisaje que le permitirá disfrutar de la bahía de La Habana desde el Muelle de Luz.
Aproveche para caminar, respirar el aire tropical con olor a salitre y alga. Sienta el ritmo del mar cubano bajo sus pies. El lugar es relajante, por eso muchos jóvenes se sientan sobre las tablas de madera, que componen el muelle, para escuchar música o conversar y reír con sus amigos.
Descubrir La Catedral de La Habana
Está ubicada en la Plaza de La Catedral sobre adoquines que resguardan cientos de años de historia. Cualquier recorrido turístico puede incluir La Catedral, pero le exhorto a que la descubra por sí mismo. Tome todas las fotos que le sea posible, disfrute de su juego de luces y sombras en la fachada, traspase el umbral y adéntrese para admirar y conocer su maravilloso interior.
Partiendo de que en La Habana Vieja lo más fácil que hay es llegar a un lugar, mi consejo es: siempre pregunte. Los cubanos, sin excepción, le indican por dónde ir. Con seguridad, le facilitarán la información y tal vez uno que otro atajo para ver La Habana por dentro.
Probar auténticas recetas criollas en el Callejón del Chorro
Como un espacio escondido entre las cuatros esquinas de la Plaza de La Catedral resalta el Callejón del Chorro. Se trata de una pequeñísima calle en la que abundan las ofertas culinarias.
Doña Eutimia y Esto no es un Café son restaurantes privados que le harán alucinar. Comida criolla en sus disímiles variantes: carne asada, yuca con mojo, moros y cristianos, potaje de frijoles negros, plátano frito o tostones. Simpre aliñados con ajo, cebolla, aceite y zumo de limón. Una fiesta de sensaciones y todas saben a Cuba.
Enamorarse en el Malecón habanero
Al norte de La Habana hay un muro que marca el límite entre el asfalto y donde comienza la costa norte. Algunos lo llaman el gran sofá de La Habana. Sin dudas, sentarse allí es algo que debe hacer cualquier viajero cuando visita la Mayor de las Antillas.
Si me preguntan qué parte del extenso Malecón visitar, sugiero la esquina de Prado y Malecón. Tiene una vista espectacular. Desde esta dirección puede apreciar en línea recta el Faro del Morro, la imagen emblemática de Cuba en el mundo. Ideal para dejarse enamorar por el mar. Créame que las puestas de sol le contribuirán enormemente.
Visitar el Parque de la Fraternidad
Constituye un punto geográfico donde confluyen miles de personas de a pie. Se localiza en la desembocadura de la calle Reina, en su intersección con el Paseo del Prado. Es una parada ideal para tomar ómnibus o autos antiguos, concidos como almendrones.
Si es de los que gusta caminar le aconsejo detenerse por un momento en este lugar, particularmente en su centro. Al alcance de su vista tendrá una ceiba inmensa y añosa, protegida por una cerca de hierro.
Este genuino árbol es el motivo de que el parque sea considerado un canto a la fraternidad. La explicación es sencilla: fue sembrado y ha crecido con la tierra de muchos pueblos del mundo. Cada país donó un poco de sí para que la ceiba, símbolo de cubanía, prosperara; de ahí que muchos habaneros y cubanos la veneren.
Aprender sobre la cultura afrocubana
En algunas calles de la vieja ciudad es usual ver mujeres negras con vestimenta llamativa. Atuendos de colores vivos como el amarillo, el rojo o el morado, además de collares, turbantes y brazaletes. Puede acercarse a ellas para que adivinen su futuro, a través de las cartas o los caracoles.
Pero si quiere aprender sobre la cultura afrocubana: el significado de los colores, los Orishas, los ritos religiosos le recomiendo visitar la Asociación Cultural Yoruba de Cuba. Interesante sitio ubicado frente al Parque de la Fraternidad.
Saborear el Mojito cubano
Los bares distinguen este pedazo de La Habana e históricamente han marcado la vida diurna y nocturna. Tanto es así que existen lugares famosos por la calidad del trago que sirven.
Es el caso de la Bodeguita del Medio, un espléndido sitio para saborear el buen Mojito, una de las bebidas cubanas preferidas del escritor norteamericano Ernest Hemingway. La hierbabuena es fresca y zalamera en su paladar. Es una parada necesaria en su paseo, situada en la calle Empedrado. Lo ubicará muy cerca de La Catedral.
Bailar al compás de la clave y el tambor
Durante su estancia en La Habana sentirá la necesidad de mover la cintura al compás del tambor, las claves o el ritmo que aparezca. Los cubanos innovan constantemente en nuevas maneras de hacer sonar su música.
La Habana Vieja es de esos sitios considerados un laboratorio al aire libre en el cual se experimentan y funcionan diferentes géneros musicales. Caminará sintiendo los instrumentos musicales tocar. La calle Obispo es una excelente opción porque conjuntos musicales amenizan en cada uno de los varios establecimientos que allí existen.
Encantos irresistibles de La Habana Vieja
La parte más antigua de la ciudad es un lugar donde prima la alegría de la gente. Sea cubano o no, tendrá la sensación de que ha llegado a una tierra conocida o a la cual siempre ha deseado conocer.
Probablemente los paisanos establecerán una comunicación jovial y le saludarán o se despedirán dándole un beso en la mejilla o un fuerte abrazo, como es típico de los cubanos.
Un ambiente familiar que no debe perderse, un lugar donde todo conspira para que pase una feliz estancia mientras desanda sus calles. Y la música, el baile y la buena energía serán su acompañante permanente. Las diez opciones que le propongo lo garantizan.
Iberostar Parque Central, habana, cuba malecon habana cuba morro habana cuba Classic car in Havana Gran Teatro de La Habana La Habana
Impactos: 640