Aunque mucho se habla de la ciudad por estos días, cuando se acerca su aniversario 500, es justo recordar ese lado de La Habana que duerne en verdor y aire puro: el bosque habanero. Descúbrelo en estas maravillosas imágenes

El bosque de La Habana tiene un poco de Francia en su historia. La idea del parque metropolitano, del cual forma parte el bosque, nace para el año 1912 durante las labores de urbanización que había diseñado el paisajista francés Jean Claude Nicolas Forestier, quien apostaba por la presencia de vegetación y paseos en medio de las ciudades en las que intervenía.

Con el triunfo de la Revolución, se amplió el concepto del Parque y se añadieron espacios para la recreación de los visitantes, como instituciones gastronómicas y culturales, entre las que destaca el Anfiteatro del Almendares. Pero la presencia de arbolada y césped se mantuvo con el paso de los años.

La foresta del bosque da albergue a diferentes especies de aves que no son comunes en medio de la ruidosa ciudad. Con frecuencia, quinceañeras y recien casados eligen el verdor de estos árboles para lograr fotos cargadas de un tono diferente a las imágenes urbanas de siempre.

Las «colgaderas» de los antiquísimos árboles del parque se han convertido en una especie de símbolo de su identidad.

El río Almendares es el mayor de los localizados en La Habana. Nace en Tapaste, poblado de Mayabeque, y rinde su cauce al mar en la Chorrera.
Su nombre aborigen lo bautizaba Casiguagua, y fue renombrado Almendares debido al Obispo de igual apellido que se asentó en sus márgenes. Durante años sus aguas corrieron a través de la Zanja Real para llegar hasta la Habana Intramuros y abastecer a los pobladores.

Actualmente las actividades de saneamiento del río son bastante frecuentes y también saludan las reanimaciones por los 500 años de La Habana, próximos a cumplirse en el venidero mes de noviembre.

Tomado de Juventud Rebelde
Bosque de La Habana
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